Enrique ya andaba y lo hacía cada vez mejor y con mayor soltura. Apenas gateaba porque le encantaba caminar de un lado a otro. De repente, no quiere hacerlo. Apoyándose en las paredes sí se desaplaza pero él solo no se atreve. Parece que le doliera algo porque al caminar cogido de nuestras manos cojea. Y eso nos preocupa.
En un principo, pensamos que le hacían daño los zapatos, quizá le apretaban demasiado porque se le estaban quedando pequeños y debía llevarlos 24 horas al día. Después de estar un día entero sin zapatos y observar que seguía sin querer andar lo comentamos con su fisioterapeuta. Nos dijo que también lo había notado y nos señaló algunos problemas para comentar con el traumatólogo. Su cifosis ha aumentado, su columna no ha corregido su desviación y puede que eso haya afectado a la cadera, la cual se ha formado demasiado abierta. Además, una pierna parece ligeramente más larga que la otra.
El lunes próximo tenemos cita con el traumatólogo para valorar su columna y comentar todo esto, seguramente le hagan una radiografía de cadera. Esperamos que no sea nada importante y se solucione sin problema. Ojalá pronto Quique vuelva a corretear por toda la casa.
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