El pasado jueves Santi empezó en su nuevo cole. Protestó cuando subió al autobús y se dio cuenta de que yo no le seguía pero, conociéndole, seguro que en cuanto se sentó ya estaba tranquilo y riendo. Le gusta mucho el viaje en coche y en autobús aún más. Al regresar del cole, venía muy contento. Según su profe estuvo muy tranquilo. Le costó un poquito llegar a su aula. En el camino pasa por delante de un ascensor y Santi adora los ascensores, llamarlos, ver cómo sus puertas se abren y cierran... No quería irse de allí.
Una vez en la clase, se dedicó a explorar. Pasó un buen día.
Echaremos de menos el que ya se ha convertido en su antiguo colegio, GSD El Escorial y, por supuesto, añoraremos a sus profesores, a quienes sinceramente agradecemos su labor educativa, su dedicación y el enorme cariño que siempre han mostrado hacia Santi.
En su último día, sus tutoras le prepararon una emotiva despedida con regalo incluído. Un precioso detalle, este mural dedicado por todos sus compañeros y profesores:
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