sábado, 30 de diciembre de 2017

Las gafas

Revisión en oftalmología. Como de costumbre, Quique no colabora en la realización de ninguna prueba. Lo único que se deja hacer es pinchar el porta y sólo si se hace en su cama de la planta séptima. Todo lo que no se haga allí es complicadísimo con Quique. La primera vez que graduamos su vista, hace ya cuatro años, estaba claro que necesitaba gafas, tenía mucha miopía. O eso decía la máquina. 
Un año después, en la siguiente revisión, la cosa cambió. Milagrosamente la miopía de Quique no era tan elevada. La misma máquina dio un resultado muy distinto. Con los nuevos datos regresamos a la óptica y encargamos unas gafas nuevas con una graduación menor.
Pasa otro año y volvemos a la consulta para revisar de nuevo. En esta última revisión el resultado fue muy similar al anterior. Algo de astigmatismo y nada de miopía. Bueno, con sus últimas gafas Quique debía estar bastante cómodo. Cual fue nuestra sorpresa cuando la doctora del hospital revisó las gafas de Quique y nos dijo que la graduación de los cristales no correspondía con la última medición que teníamos registrada. ¿Cómo que no? ¡¡¡Si en su día fuimos a la óptica y encargamos unas gafas nuevas!!! Pues no. No correspondía. 
Nosotros llevamos aquella graduación, pero el óptico debió hacer los cristales con los datos antiguos. Así que Quique lleva cuatro años con unas gafas que no le benefician para nada. Al parecer, le hacen ver peor. Unas gafas con una graduación mucho mayor de la que él necesita. 
Después del enfado monumental con este óptico, hemos decidido no volver allí y encargar las gafas nuevas con la graduación correcta en una óptica distinta. 
Y mientras se hacen, espero que estas sean las correctas, nuestro terremoto mejor va sin ellas...

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