martes, 5 de junio de 2018

Un poquito mejor...

Hace dos meses de la última entrada y puedo escribir que estamos un poquito mejor. 
Comenzamos a darle el risperdal. Empezamos por una dosis muy baja y la hemos ido subiendo con el tiempo. Quique ha mejorado en la agresividad. Ya no empuja tanto ni se pasa el día dando golpes o gritando. 
Ha mejorado pero aún no vuelve a ser el que era. Sigue nervioso, descontrolado y sin parar de llorar. Por las mañanas está mejor. Vuelve a estar contento en los viajes de coche y en el cole se muestra más participativo y animado.
Por las tardes, a veces se le nota más cansado y apagado y otras muchas veces se pasa toda la tarde llorando.
Habíamos descartado la hidrocefalia. Sin embargo, después de hablar con sus médicos, volvemos a  tenerla muy presente. Su doctora en el Doce le hizo un tac para comprobar que todo estaba bien. Se observaba mayor deformación pero no se apreciaba hidrocefalia. Unos días después y tras consultar el caso de Quique con otros doctores, me explicó que la hidrocefalia es muy frecuente en nuestros niños llegados a la edad de Enrique y que no siempre se puede observar en un tac. Me dijo también que en nuestros niños no siempre el síntoma más claro de hidrocefalia es el vómito. Me explicó que el cambio de conducta tan drástico y en tan poco tiempo puede ser un síntoma evidente. Para asegurarse habría que medir la presión intracraneal. Podría hacerse con una punción lumbar pero sabemos que con Quique despierto es imposible. El problema es que el resultado no es válido si se hace con anestesia. Así que para medir la presión debemos meterle en quirófano para introducir un sensor en la cabeza y monitorizarle entre 24 y 72 horas. Con ello obtendríamos un registro completo de la presión intracraneal para poder valorar si existe o no hidrocefalia.
Pensamos que Quique no es quien era. Ha cambiado. Ha empeorado. Está claro que algo le pasa. No es normal que esté tanto tiempo llorando y quejándose. Es como si le doliera algo pero él no hace ningún gesto de dolor ni se señala en ninguna parte. No sabe expresar lo que le pasa. Sin duda, algo debe estar molestándole. A ver si damos con lo que es. 
De momento hemos descubierto una muela destrozada, algo que puede ocasionar mucho dolor y podría explicar también su irritabilidad. Ya tenemos fecha para la extracción, a ver si con esto mejora.
Y la semana próxima revisaremos el tema de onco, para descartar que el tumor haya vuelto a reactivarse.
Vamos a ver cómo va evolucionando antes de trepanar el cráneo para medir la presión.
Si no mejora, su doctora nos recomienda hacer esa prueba. Pero primero vamos a comprobar que no se solucione con la extracción de la muela y vamos a asegurarnos de que el tumor sigue controlado.

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