Hemos tirado el dinero a la basura. Esa es mi impresión en estos momentos. No notamos ningún cambio en Santi con los audífonos puestos. "Hay que darle tiempo" me dicen. Ahora, creo que esa frase es una excusa. ¿Hay que darle más tiempo o es que nos habéis vendido dos audífonos que Santi no necesitaba?
Hace unos días contacté con la mamá de un niño afectado de Hunter. Su hijo lleva audífonos desde los 4 años. Ya ha cumplido 17. Ella me dijo que en su niño fue ponérselos y sentir el cambio. El peque le decía a su madre:
- ¡Cuánto ruido, mamá. Se oye mucho!
Desde el primer momento hubo una diferencia con audífonos puestos y sin ellos. No sucede lo mismo con Santi. En la primera revisión, ya con los audífonos, obtuvimos el mismo resultado que en las audiologías anteriores. Según el otorrino, sin audífonos no oye. Pues con ellos tampoco.
- "Necesita tiempo para adaptarse. Le veremos dentro de 15 días." - me dice la audióloga al terminar la prueba. Es la forma de decirnos "esto no sirve para nada y no lo vamos a admitir"
El darle más tiempo me parece absurdo. Si de verdad no oye y la solución está en los audífonos ¿por qué no hay cambio alguno en las pruebas audiológicas? ¿No será que el problema es bien distinto a la mera falta de audición? ¡Cuántas veces le hemos dicho al médico que Santi oye y todo el que le conoce piensa lo mismo, sus abuelos, sus tíos, sus profesores...!
Hoy hemos acudido a una nueva revisión. ¿Y el resultado?... el mismo. La audióloga me ha explicado que comienzan programando un volumen bajo para evitar hacerle daño. En niños con graves retrasos mentales no pueden saber hasta qué punto no escuchan o no quieren escuchar y como ellos no colaboran dice que deben ir muy despacio. Hoy han subido el volumen. Después han hecho un nuevo test de audición. Pero no he notado cambio con respecto a los anteriores.
- "Le veremos dentro de un mes" -me dicen en la clínica- "para seguir evaluando las respuestas..."
- "Le veremos dentro de un mes" -me dicen en la clínica- "para seguir evaluando las respuestas..."
Por supuesto, seguiremos poníéndole los audífonos, aunque sea solo para amortizar el gasto que han supuesto. Veremos si en este mes se produce algún cambio ahora que el volumen es más alto...
Yo recuerdo que cuando le pusieron los audífonos a mi hija, se pasó dos meses quitándoselos y yo volviéndoselos a poner, tenía siete meses y era una locura porque la historia se repetía más de veinte veces al día. No recuerdo que los cambios fueran inmediatos sino todo lo contrario. Lo que desde luego te puedo asegurar es que las audiometrías han ido mejorando con el tiempo y a lo largo de un año y medio he podido ver como mi hija aprendía a escuchar, primero percibiendo los ruídos y después captando de dónde llegaban, para finalmente empezar a comprender. ¡No te rindas todavía! Por cierto, el niño del que hablas no debía tener una hipoacusia grave porque de ser así nunca habría podido verbalizar lo que estaba oyendo... Lo dicho, es un proceso largo y hay que tener mucha paciencia, pero acabará dando resultados :)
ResponderEliminarTu comentario me anima mucho. Confiaremos en que los famosos audífonos sirven de algo. Pero hasta que no empiece a ver respuesta en Santi... va a ser difícil.
ResponderEliminarCon la ayuda de un buen logopeda, estoy segura de que los resultados van a llegar en unos meses, ¡ánimo!
ResponderEliminarAnimo!!!!!
ResponderEliminar