La visita al reumatólogo nos dejó mal sabor de boca. Santi ha empeorado en los seis últimos meses. Se nota, especialmente, en las manos y en las rodillas. Debemos ver al médico rehabilitador para que le recomiende algún nuevo tratamiento. Ya trabaja con Sandra, su fisioterapeuta, y con nosotros en casa quienes procuramos hacer con él las actividades que nos recomienda Sandra. Y menos mal, porque el médico rehabilitador está de baja y al parecer nadie le sustituirá. Tendremos que esperar a su vuelta para poder citarnos con él.
En cuanto a los audífonos, después de hablar con una especialista del colegio de Santi, estamos más tanquilos. Dependiendo de la frecuencia en la que se produzca el sonido lo escuchamos mejor o peor. Santi oye bien en determinadas frecuencias por eso a nosotros nos parece que sí oye, porque en realidad lo hace. Sin embargo, en otras frecuencias la pérdida es muy grande. Parece que Santi oye entrecortado. Hay sonidos que los escucha bien y otros que apenas los percibe.
Hemos notado que con los audífonos ha dejado de responder a su nombre, pero eso es buena señal. Cuando nosotros decíamos "Santi", él, quizá, solo escuchaba "ati" y ha aprendido que "ati" es su nombre. Ahora, con los audífonos, probablemente, escuche "Santi", pero él no lo reconoce y por eso no responde. Tenemos que darle tiempo para que procese toda la nueva información que está recibiendo con los audífonos. Además, si añadimos que el retraso intelectual no es debido, exclusivamente, a la falta de audición, pensaremos que este proceso será algo más lento y complicado. Paciencia...
Una de cal y otra de arena... Espero que el médico rehabilitador vuelva pronto y dé con un tratamiento eficaz.
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