martes, 25 de marzo de 2014

En urgencias

El pasado martes suspendimos el tratamiento enzimático porque Quique estuvo con fiebre. No es la primera vez que le pasa y tampoco será la última. 
El domingo se puso malo y tras dos días de fiebre alta, empezaba a recuperarse. Lo normal en estos casos. Sin embargo, Quique no llegó a sanar completamente. Ha pasado toda la semana muy rarillo, cansado, inapetente, con febrícula. Hasta ayer que, de repente, tuvo un pico elevado llegando a sobrepasar los 39 grados. 
Hoy nos tocaba el elaprase y la analítica previa a la quimio del jueves. Hemos ido al hospital sabiendo que con la fiebre de anoche hoy tampoco le pondrían el tratamiento pero con la intención de que su pediatra le echara un vistazo. Y ya de paso he hablado con los oncólogos.
Ellos nos han mandado a urgencias para hacerle una revisión a Enrique. Lo que marca el protocolo, auscultar, mirar oídos, abdomen, garganta... Se ha ganado una analítica por tantos días de fiebre y placas por los ruidos del pecho. 
Al parecer, su organismo está luchando contra algo pero no saben qué es. En principio han pensado en alguna infección respiratoria, aunque las placas no han revelado nada extraño. Ahora toca antibiótico y esperar su pronta recuperación. De no ser así habría que volver a consultar. 
Los oncólogos han decidido suspender la vimblastina hasta estar totalmente bien, puesto que la quimio baja las defensas del niño. En cuanto a su tratamiento enzimático lo retomaremos el jueves siempre que Quique se encuentre en buen estado. 
Los sótanos de urgencias son desconocidos para Quique, y siempre que está en un sitio nuevo se altera muchísimo. Se pone nervioso, está irritable y no colabora nada en las exploraciones médicas. Si además le sumamos que lleva una semana un poco chungo y cansado...
Pero hay que entenderle, le han revisado una vez en consulta y desde allí la doctora nos ha mandado a urgencias. Y nada más llegar, otra vez una revisión completa. Lo mismo que ha tenido que aguantar con su médico ahora le toca aguantarlo con alguien desconocido, en una habitación que no acostumbra a estar y con personas que no dejan de agarrarle y gritarle para que esté quieto y callado. 
Y cuando parece que ya acaba todo, aún quedan las placas donde además, por el embarazo, yo tengo que esperar fuera algo que le altera aún más. Y después, otra vez a pincharse, esta vez en el port a cath, para una nueva prueba. Encima el port a cath ha vuelto a fallar hoy y no se ha conseguido obtener la sangre.
Normalmente, el personal del hospital es amable y eficiente. Sin embargo, de vez en cuando se da con alguno que más le valía dedicarse a otra cosa. El enfermero que ha querido pinchar el port a cath, me ha echado de la habitación y no de buenas maneras. "Ya nos apañamos solos, espere fuera". Pero en ese momento una enfermera ha olido el pañal de Quique y me ha pedido que le cambiara. Mientras lo hacia he pensado en por qué debería irme de la habitación. Yo soy su madre, estoy presente siempre que le pinchan para los tratamientos, ¿por qué hoy va a ser diferente?, y más cuando sé que el peque está algo más tranquilo si me tiene cerca. Si me ve irme se asustará aún más y lo pasará peor, y ya llevaba unas horas de sofoco. Así que tras cambiarle y decirme el enfermero que me fuera, le he contestado:
- "No me marcho".
- "¿Qué?"
- "Que no me voy, me quedo".
No sé que cara le habrá puesto a la doctora para que ella le diga:
- "Déjala, no importa"
- "¿Le vas a pinchar tú? - le responde el enfermero a la doctora.
- No, pero si la madre quiere estar presente no puedes echarla.
Y en ese momento Quique ha finalizado la discusión al intentar bajarse de la cama.
Para colmo, este enfermero no ha sido capaz de sacar la sangre. Claro, que su compañera tampoco. El port a cath ha decidido no funcionar hoy. Les he comentado que cuando eso ha pasado en los tratamientos, le suelen poner uroquinasa y funciona a la perfección. Pero ni caso. La decisión ha sido darlo por imposible y no sacar la muestra. 
Y la verdad, mejor así, porque Enrique ya estaba demasiado alterado y necesitaba que le dejáramos en paz. 
- "Si no se puede, no se puede, no pasa nada". - se me ha ocurrido decir. A lo que la enfermera ha respondido:
- "Eso es mamá, yo pienso igual".
Nos hemos ido sin esta muestra. Le verán en consulta el jueves y si la evolución es buena y no le vuelve a dar fiebre alta recuperará el tratamiento enzimático. Si todo sigue bien, quizá la semana próxima vuelva a la quimio.

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