lunes, 3 de agosto de 2015

La auxiliar

Llevamos casi cuatro años de tratamiento. Entramos por el hospital como por nuestra casa. Conocemos bien nuestro edificio, el materno infantil, sus horarios y rutinas, muchos de sus habituales pacientes y gran parte del personal que allí trabaja. Con algunos hasta hemos entablado cierta amistad. A veces la confianza es tal que alguna auxiliar se permite el lujo de pasarme a mi su trabajo.
No hace mucho bajaba a formalizar un ingreso de Quique. El molesto pero según ellos, necesario papeleo. Al terminar, es el celador quien se encarga de llevar los papeles a la planta correspondiente. Sin embargo, para qué llamar al celador si yo iba a esa misma planta:
- "¿Me haces el favor de subir estos papeles y dárselos a la enfermera de planta? - me pedía la secretaria. "Gracias, así no hay que esperar que venga nadie".
Es más rápido y quizá mas efectivo. Pero yo me pregunto, y no deseo que nadie se quede sin trabajo, ¿por qué pagar a una persona a quién las mamás le hacemos su trabajo?
Y el martes pasado, sucedió algo parecido con la auxiliar. Normalmente, a Quique  le peso y mido yo porque con ella no se deja. Pero, cada martes, lo hago en su presencia. Digamos que ella me ayuda. El último día debió pensar, si lo hace la mamá yo puedo disponer de ese tiempo libre y cuando estábamos en la consulta con la doctora, mientras abría la puerta para marcharse, me dice:
- Bueno mamá, le pesas y le mides tú que lo haces muy bien, ¿vale?
- Vale, y después cobro yo tu sueldo. ¿Te parece? - contesté.
Entonces disimuló y se quedó para ayudar. Porque no penséis que se marchaba a atender a otros pacientes. No. Pretendía disponer de ese rato libre. Si lo hace la mamá...
No me importa hacer esas cosas. Me implico al máximo en todo el proceso relacionado con el tratamiento. Incluso, me enseñaron a manejar la bomba de la medicación y no me importaría nada que me enseñaran a pinchar el port a cath. Creo que iríamos más rápido y sería más efectivo si no dependiéramos tanto de la eficaz enfermera que atiende a muchos pacientes al mismo tiempo. Además, Quique conmigo está más tranquilo. Pero una cosa es llegar a ese acuerdo y mientras yo me ocupo de Quique, ella puede atender mejor al resto de los pacientes y otra muy distinta es pasarme su trabajo para irse a hablar por el móvil y tener un rato libre.

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