lunes, 15 de mayo de 2017

Readministrando el equasym

El equasym es un estimulante que Quique toma para controlar su impulsividad. Realmente, esta medicina no le frena, sino que le hace estar más conectado con el resto, más atento y quizá, por ello, sea capaz de autocontrolarse mejor.
Empezamos a dárselo hace ya tiempo, solo para el cole. Y fue bien. Los profesores le notaban más integrado en la clase y menos movido. Sin embargo, desde la operación para colocar el dispositivo intratecal, el equasym ya no resulta tan efectivo. 
Tras la operación y durante un mes, la hiperactividad de Quique desapareció. Necesitaba recuperarse de la intervención. El equasym no era necesario así que decidimos suspender ese tratamiento. Una vez recuperado completamente de la operación, Quique "volvió a ser él" y reanudamos el equasym. Esta vez, el efecto no fue el deseado. Quique estaba más nervioso e impulsivo que de lo habitual. La medicina le alteraba aún más y de nuevo suspendimos su administración. 
Durante un tiempo no tomó nada. La extrema hiperactividad y, especialmente, su impulsividad traducida en empujones a su hermana, golpes a las puertas y enorme tensión en la familia nos hizo cambiar de opinión y reintentar administrar el equasym. Antes, probamos con otros medicamentos similares y fue peor (con una conducta alterada, agresiva y tics nerviosos). Volvimos al equasym.
Los primeros días fueron bastante malos pero en una semana la situación se relajó y empezamos a notarle más tranquilo. Por la mañana, después de dárselo, Quique está calmado y los golpes y empujones desaparecen.  Cierto es que cuando llega la tarde y el efecto acaba, está mucho más nervioso que de lo habitual.
Lo bueno es que los golpes y empujones han desaparecido. La relación es mejor. He comentado otras veces que Quique nunca tiene mala intención, si pega o empuja es porque no sabe relacionarse de otra forma no porque quiera hacer daño. De hecho, se da cuenta cuando hace daño y pide perdón. El caso es que no sabe controlarse y eso, lógicamente, afecta a los demás niños que acaban huyendo de él. Así que, poder bajar al parque y no estar pendiente de si pega o empuja es una enorme tranquilidad para la familia. Ahora se integra entre los niños con normalidad, sin agresividad. 
Lo malo son los efectos secundarios. Le ha alterado el sueño, el apetito y en parte, la conducta.
El sueño. No dormía mal. Tenía varios despertares por la noche pero el sueño lo iniciaba sin problema. Ahora se pone muy nervioso a la hora de ir a dormir, no quiere ni meterse en la cama. Le cuesta muchísimo iniciar el sueño. Hay días que tarda más de una hora en quedarse dormido. 
El apetito. Quique comía bastante bien, especialmente de lo que le gusta (como todos). Ahora no quiere comer nada. La hora de la comida nada, pero la merienda y la cena donde ya no tiene efecto, mejor. Aunque come menos cantidad que antes.
Por último, he notado cambios en su estado de ánimo. Tan pronto ríe como se pone a llorar sin venir a cuento. Esto no es frecuente pero creo que le pasa por efecto de la medicación.
Por el momento vamos a esperar un poco más pues hemos empezado a readministrar el fármaco hace poco, un par de semanas y según su psiquiatra siempre tardan un poco en adaptarse a la nueva medicación y tolerarla correctamente. Si lo efectos secundarios no desaparecen, especialmente el cambio en el sueño, tendremos que modificar la dosis. Ya estamos pensando en bajarla o probar algún medicamento nuevo.

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