lunes, 22 de mayo de 2017

Cambios en el cole.

En entradas anteriores he tratado el tema del colegio (El cole y El cole: reclamando). El paso a primaria no se produjo y cambiamos a Quique a la modalidad de educación especial. Los equipos de orientación, dadas las características de Enrique, nos recomendaron en todo momento un centro combinado donde acudiera a un aula específica integrada dentro de un centro ordinario. En Madrid, solo encontramos un único colegio válido para nosotros. El centro debía apostar por una verdadera inclusión educativa al disponer de esta modalidad combinada y además, sus horarios debían ser compatibles con los de nuestros trabajos. 
Nos costó pero finalmente Quique se matriculó en el colegio San Pío X de Majadahonda. Los inicios fueron duros, como siempre. Pero hoy día, Enrique está feliz. Disfruta de su cole y está perfectamente adaptado.
Para el próximo curso hemos sabido que el horario del centro va a cambiar. Han aprobado la jornada continua y a nosotros nos han fastidiado en el tema de la compatibilidad horaria. 
Ahora va a tener las clases concentradas en la mañana dejando las tardes libres. Nos ofrecen actividades extraescolares para cubrir las horas de la tarde y que los niños puedan permanecer en el centro aunque no tengan clase.
Nos han surgido dos problemas. El primero es que el horario se adelanta en media hora. Antes salían a las 17:30 de la ampliación y desde el curso próximo saldrán a las 17:00. Ya nos han fastidiado porque tanto su padre como yo salimos a las 17:00 y ninguno podemos llegar a recogerle. Una posible solución podría ser hablar con el chico de ampliación y ofrecerle quedarse media hora más pagándole por ello.
El segundo problema y el que verdaderamente me preocupa es que las actividades extraescolares no están adaptadas para niños con graves dificultades. Es un colegio combinado y, por supuesto, estas actividades se ofrecen a todos sus alumnos. Sin embargo, de ellas se encarga una empresa externa al colegio contratada por el ampa y los monitores ni son profesores, ni son especialistas en educación especial y no siempre saben manejar a estos niños.
Ahora mismo, Quique acude al servicio de ludoteca, una ampliación de una hora en el horario de tarde donde los niños apuntados juegan libremente al cuidado de un monitor. A partir del próximo curso, la hora de salida después del comedor será a las 14:30 y Quique tendrá tres horas perdidas en esas actividades extraescolares que no me convencen nada para él.
Cerca del cole, hay un centro de educación especial que ofrece una actividad extraescolar para la tarde. Y claro, esa actividad sí está adaptada para niños con dificultades. De hecho está dirigida a estos niños. Según nos han comentado la ruta escolar conecta los dos centros así que estoy estudiando la posibilidad de que Quique acuda a esa actividad y tener así las tardes resueltas. El único problema que se plantea es ver bien quien se hace cargo de Quique desde que termina la jornada en su cole hasta que sube al autobús escolar. Si consigo solucionar esto será estupendo.

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