jueves, 14 de agosto de 2014

De vacaciones

De vacaciones, así estamos. Disfrutando de los peques y descansando todo lo que nos permiten.
La pequeña Irene nació el 9 de julio. Fue un embarazo inducido, algo innecesario. Sin embargo, se hizo así para evitar perder el cordón por cuestiones logísticas.
Recogimos y guardamos el cordón a través del centro de transfusiones de la comunidad de Madrid (de la recogida ya os hablaré en un nuevo post). En un futuro a Enrique puede venirle bien y es apto tanto para el Hunter como para la Histiocitosis, aunque para esta última es poco probable su uso, puesto que la medicación está cumpliendo su función.
Poco antes del nacimiento de Irene, encargamos su corsé y no mucho que lo tenemos en casa pero aún no lo ha estrenado. Esta época de calor no es la más idónea para adaptarse a un corsé. En la última prueba costó mucho convencerle para ponérselo. A Enrique no le gusta su corsé y no me extraña, es un armatoste rígido que le oprime y le impide moverse con soltura. ¿Quién querría llevarlo por gusto?
Además, la llegada de su hermana, supuso un gran cambio para él, se le notaba nervioso y excitado. El recibimiento fue muy bueno. La quiere mucho, para él es una muñequita y me pide cogerla y abrazarla. No pierde una ocasión para darle un beso. Cada vez que me ve con Irene me pide que le deje hacer a él, lo que yo estoy haciendo. Y así, quiere cambiarle el pañal, bañarla o vestirla e, incluso, darle el pecho. Me observa, se descubre su teta y me dice señalando su pezón:
- "Yo mamá, teta nene"
Ahora que ha pasado un tiempo y está mas habituado al cambio empezaremos a ponerle el corsé. Como habíamos pensado, en un principio lo haremos en los momentos de mayor sosiego. Quique se mueve mucho y tampoco queremos limitarle extremadamente su movilidad. Poco a poco, y dependiendo de cómo lo acepte, iremos aumentaddo el tiempo de uso. 
El martes pasado tuvimos reevaluación en oncología. Hubo que realizar una serie ósea completa. Fue horrible porque Enrique empieza a llorar antes de entrar en la sala de rayos. Conoce la zona y cuando ve que nos dirigimos hacia allí, se pone como loco a gritar y llorar y no querer entrar. Nada puede convencerle, ni galletas, ni pegatinas, ni cromos.
En las resonancias suelen darle un calmante antes de la anestesia. Se lo comenté a los técnicos pero me dijeron que ellos no pueden darle nada sin un anestesista presente. Así que tocó agarrarle entre cuatro personas y hacer las radiografías por la fuerza, lo más rápido posible.
Me aconsejaron hablarlo con el médico para que en otra ocasión lo tenga en cuenta y puedan llamar a un anestesista para darle algún tipo de calmante. Y así lo haré porque en septiempbre hay que hacer radiografías de columna y no estamos dispuestos a pasar por lo mismo.


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